El Quinto Jinete, la Estupidez. Parte 3: Los antiCOVID
- estacionchilecito
- 12 feb 2021
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Por Iñaki Ceberio de León, Chilecito.
Los antiCOVID son el sumun de la estupidez humana. Por esta razón los he dejado para el final de esta trilogía de la estupidez, porque en este grupo aglutina a todos los estúpidos como los terraplanistas, antivacunas, y podríamos incluir, filósofos que en vez de apostar por la razón crítica, apuestan por la razón estúpida, todo un oxímoron de estos tiempos pandémicos.
Empecemos por la filosofía. Giorgio Agamben, reconocido filósofo italiano, escribió una breve nota el 26 de febrero del 2020 en una página italiana (Quotlibet), cuyo texto en castellano lo podemos encontrar en una de las primeras recopilaciones filosóficas sobre el covid (Sopa de Wuhan), titulado: “La invención de una epidemia”. En el texto, nos alerta del injustificado estado de excepción que se estaba implementando en Italia en el mes de febrero, justamente en un momento en que las unidades de cuidados intensivos empezaban a colapsar.Para ello, se sustenta en las declaraciones del Consejo Nacional de Investigación italiano que indicaba que no había ninguna epidemia, y que todo era cuestión de una simple gripe. ¡Sólo un 4% de los afectados requeriría hospitalización!. Sin embargo, aunque un 4% parece que es un porcentaje pequeño, cuando hablamos de millones de habitantes, las cifras de hospitalización son de miles de personas, y en este sentido, no hay sistema hospitalario que pueda soportar semejante tasa de hospitalización. Y ahí reside el problema. Que no hay nación que esté en condiciones de soportar una pandemia de estas características, a pesar de las advertencias que la OMS ha venido reclamando desde principios de este siglo. Véase el siguiente documento publicado en abril del 2009 por la OMS: Preparación y respuesta ante una epidemia de influenza.
Volviendo al texto de Agamben, lo que le molesta es la restricción a la libertad. En este sentido, hay dos principios en tensión: libertad frente protección a la vida. El error de Agamben estriba, a mi modo de ver, en una apresurada reflexión. Lejos quedaron los 10 años que necesitó Kant para escribir la Crítica de la Razón Pura. Ahora en unas horas escribimos un texto con un impacto superior al de cualquier clásico de la filosofía. También quedó lejos el concepto de prudencia que Aristóteles ya señaló en su Ética a Nicómaco. Ahora, tras un año de pandemia, podemos comprobar que las restricciones a la libertad llegaron tarde, y que dichas restricciones sí se justificaban con tal de salvar vidas. A diferencia del texto de Kant, el texto de Agamben caducó al mes.
No obstante, los principios en tensión que están operando son otros: economía vs vida. De ahí se deriva la obstinación por Bolsonaro, Trump y Andrés Manuel López Obrador, para minimizar y negar una pandemia que está costando miles de muertos. Realmente quiero pensar que su negacionismo era más bien una puesta en escena, para que el mercado no sufra mucho. Pero por otro lado, lo que no se puede comprender son las fanfarronadas sobre ciertos medicamentos y usos derivados del cloro como la hidroxicloroquina. El 1 de octubre del 2020, Bolsonaro enunció que la hidroxicloroquina fue un regalo de Dios para combatir la pandemia (Ver noticia de Telam). Al día de hoy (5 de febrero), y tras un año de pandemia, con una cantidad de fallecimientos en Brasil de 228.795, Bolsonaro se retracta excusándose que con sus consejos ¡no mató a nadie! (Ver noticia Infobae). ¿Y los 228.795 que han muerto por su incompetencia y estupidez? Para ver otros mitos que giran en torno al coronavirus ver la página de la OMS.
Indudablemente la estupidez política es la peor de todas, sobre todo, por sus implicaciones en la sociedad de la cual casi siempre salen perjudicados los más débiles. Y como indicamos en los artículos anteriores, la conexión entre una ideología neoliberal, el evangelismo de extrema derecha y el populismo, resulta cada vez más que evidente. Esta estúpida trinidad tiene el objetivo de idiotizar a la sociedad y hacernos creer que la tierra es plana, las vacunas no sirven y el COVID es el fruto de una conspiración. Eso sí: ¡consuma, que el mercado lo solucionará todo!
Las estadísticas así como los números son fríos. Es fácil hablar del 1%, o que se han muerto un millón, porque la objetividad de los números nos separan de un mundo cargado de sueños e ilusiones. Ahora bien, tras esos datos numéricos, hay millones de familias destrozadas por la partida de seres queridos, y lo peor de todo, muchas vidas se hubieran salvado con políticas más ajustadas al sentido común, como es el caso de EEUU y Brasil.
En la Grecia Clásica, Sócrates, Platón y Aristóteles combatieron el relativismo sofista que consistía en convencer al margen de la verdad. Platón estableció la distinción entre opinión (doxa) y ciencia (episteme), y que posteriormente, Aristóteles desarrolló la lógica para evitar las falacias del discurso y poder construir un discurso válido. Hoy en día, aún perdura el mismo problema. Los opinólogos o doxólogos, como lo señala Pierre Bourdieu, se encuentran frente a la ciencia o el espíritu crítico. Ahora nos va quedando claro que la opinión, no es una mera opinión, sino que en las bocas equivocadas mata. La ciencia y el sentido común en las mentes adecuadas salva vidas. El negacionismo del covid ha multiplicado las muertes allí donde imperó el discurso populista, y la ciencia, como nunca jamás, ha creado vacunas en un tiempo record, a la vez que nos abre las puertas a una posible salida, aunque tengamos que vivir de por vida con un nuevo coronavirus.
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